¿Por qué el agua no siempre sabe igual?
El terreno, la temperatura, la dureza o la salinidad son variables que interfieren en el sabor, el aroma y el aspecto del agua. Incluso el propio ciclo de esta sustancia, desde que se recoge en origen hasta que se sirve en el vaso, será determinante en el resultado final.
Precisamente por este motivo, antes de cualquier cata de agua se realiza una clasificación del producto. Esta diferenciación va a permitir al sumiller valorar el líquido en su contexto:
- Agua mineral natural: es el agua que procede directamente de manantiales subterráneos. Conserva todas las características minerales y biológicas de su origen y no requiere de tratamientos específicos. Al proceder de acuíferos bajo tierra se considera un agua protegida de agentes contaminantes y con una composición mineral constante.
- Agua de manantial: la fuente de origen es la misma que la anterior, el interior de la tierra. Es por lo tanto un líquido puro que se consume sin que haya habido manipulación humana. La principal diferencia es que este grupo abarca un tipo de agua con un menor grado de mineralización y menor estabilidad. En las mediciones de control periódicas puede haber ligeras variaciones de composición que afectan al sabor.
- Agua potabilizada: todas las aguas sometidas a cata son potables, pero se utiliza este término para referirse a un producto que ha sido previamente tratado mediante procesos químicos para garantizar la estabilidad micro bacteriológica y la seguridad del consumo.